Las pastillas del abuelo: Version Ponce-Morgante.
Germán Vals: Nota de opinión
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Los últimos acuerdos electorales han puesto en evidencia lo debilitado que están algunos sectores de la vieja y nueva política. Si bien en algunos aspectos lo nuevo hace fuerza para ingresar, lo viejo pide una entrada forzosa para pertenecer y en estos acuerdos Heriberto Ponce y Alfredito Morgante, no consiguen un rol protagónico.
Cuando hablamos de las pastillas del abuelo, nos estamos refiriendo a la medicación que debe tomar un mayor de la tercera edad, casi diariamente, claro que a veces las dosis de esa droga es solo para un afecto placebo que carece de cura alguna para el organismo, solo se administra para que psicológicamente el abuelo se sienta mejor.
El último acuerdo político que llevó a cabo el sector del radicalismo con Mac Goey a la cabeza no estuvo muy lejano de ser la típica “pastilla del abuelo” y en este episodio volvieron o intentan volver al ruedo de la politica, el Ingeniero Heriberto Ponce y el exconcejal y asistente farmacéutico Alfredo Morgante. El primero de esta lista un eterno candidato por algún sector… que lo cobije transitoriamente, Heriberto siempre se caracterizó por ser una persona de conducta apacible, tímido y ocupado por incrementar sus arcas económicas, por este motivo sus postulaciones que intenta una y otra vez por el lado de la política son de carácter personal.
Años atrás cuando el actual Intendente siendo Concejal competia para ocupar el sillón de alcalde, Ponce arremetía desde otro sector del peronismo para intentar colarse en algo que no lo exiliara de las tapas de los diario, años más tarde desahuciado por sus constantes fracasos se arrimo a Gustavo Arrieta para que lo involucrara en algún cargo cercano a obras públicas, logrando su cometido en una consejería sobre obras hídricas asesorando en cuestiones mínimas a cambio de un sueldo municipal, pero su paso por el municipio duró poco, por no llamarlo efímero. Ponce “El hombre” que les abrió y recibió con los abrazos abiertos a los hombres de la dictadura, que echaron al Intendente por ese entonces elegido por el voto ciudadano, se convirtió nuevamente en un fracaso de gestión.
Pero no solamente el ingeniero Ponce es un hombre poco dedicado a las necesidades de la comunidad, sino que hoy lo acompaña en sus “dedicadas horas al trabajo político, Alfredo Morgante, para muchos conocido simplemente por “Alfredito”, apodo del diminutivo de su propio nombre, alias que se pupo ganar en sus días como empresario de la noche, cuando regenteaba el histórico boliche Sabbat. Más tarde ocupación que abandonó el empresario la invirtió en un negocio ligado a la farmacia, consiguiendo llegar a tener el rol de dueño y asistente de farmacia. Aburrido de su vida apacible como jubilado bancario, decide lanzar su candidatura como concejal, aprovechando el nombre de su padre reconocido intendente que en algún momento gobernó nuestra ciudad y que un barrio lleva su nombre en reconocimiento a su ilustre persona, con lo que Alfredito hijo pretendió aprovechar.
Es así que hoy olvidados y fuera de toda relevancia que puedan llegar a tener, no les quedó otra que aceptar la humillante oferta recibida por sectores del radicalismo ortodoxos que comanda el hombre ligado al campo y ex Quichua. Nada se puede suponer cuál es la función de estas dos personas, o que su aparición pública se basa exclusivamente hacia una economía personal. Más allá o que se parezca a una chicana `periodística. Hay momentos o etapas de la vida propia que los abuelos necesitan de sus dosis diarias.
La compañía Ponce-Morgante una sociedad anónima fantasma que aparece en los peores momentos de las etapas democráticas o de las peores crisis económicas. Todo hace indicar o suponer que en sus ganas de aparecer o ser noticias de un semanario, rescinden la poca dignidad acumulada en sus largas vidas.