Los “Varelas”, el clan de la maldad Cañuelense.
Opinión
Por Germán Vals.
www.noticañuelas.com
25 de junio de 2o20
La semana pasada la comunidad de Cañuelas se vio alterada y conmovida por el accionar de un grupo de vecinos que literalmente echaron a patadas del Barrio Libertad a la malvada familia Varela.
Un centenar de vecinos del barrio libertad organizaron una pueblada para sacar a la familia Varela de sus hogares, quienes manejan una importante red de ilícitos asociados a los robos y a venta de estupefacientes. Los vecinos se constituyeron y mientras transcurrían los minutos, los ánimos se fueron caldeando, hasta que se animaron a sacarlos por la fuerza de las precarias viviendas, para luego prenderlas fuego.
La siniestra familia, hasta hace poco residían en dicho barrio, pero sus costumbres del mal vivir viene desde hace años atrás, cuando residían en el barrio Buen Pastor, que tuvieron que abandonar también por presiones de los mismos vecinos, que asqueados de los reiterados robos sufridos durante décadas los forzaron a abandonar el barrio.
En la pueblada, no solamente se animaron a prenderles fuego las viviendas que poseían en terrenos usurpados, sino que también le incineraron un vehículo marca Renault 12, propiedad del cabecilla de la banda, no conforme con el escarmiento que estaban llevando a cabo, le propinaron una tremenda paliza a uno de los que acusaban de manosear a una niña y agredir con un machete al padre de la victima. El sujeto tuvo que ser rescatado por personal policial para ser trasladado al Hospital Marzzetti por los politraumatismo que sufrió
La impunidad del sistema judicial y político llevó a la pueblada.
Todo indicaba que el momento iba a llegar y la bomba de tiempo se activo por negligencia de un aparato judicial mediocre e inservible.
Los Varelas, son conocidos por todos, su desprecio por la comunidad no tenía limites, alardeaban y se vanagloriaban de su impunidad frente a la justicia. Si un vecino se atrevía a denunciarlos, eran blancos fáciles para un futuro apriete que podía terminar en el robo de su propia vivienda, hasta una eventual paliza corporal. La soberbia y altanería que caracteriza a los Varelas-Andres era bien conocida por la misma policía y del poder político, pero nada los paraba, nadie era capaz de ponerle fin a sus fechorías, hasta que la gente dijo basta, la paciencia se agotó y la tan temida justicia por mano propia se llevó a cabo.
Semanas atrás la cúpula policial y el propio gobierno municipal lanzó un comunicado en donde se disponía a reforzar la presencia de las fuerzas de seguridad a la mal llamada “zona roja”, pero parece que solo fue unos de los tantos anuncios que quedo para el olvido, porque los hampones que están enquistado en el Barrio Libertad siguieron haciendo de las suyas, burlándose una y otra vez de de la justicia.
Se siguen burlando de todo y todos.
Luego de la revuelta ciudadana la madres y las esposas de los delincuentes se atrevieron a reclamar al municipio ayuda inmediata, aduciendo que quedaron en la calle con lo puesto, inclusive una mujer llamada Marta Andres , quien actúa como jefa de la banda, se atrevió a relatar a este m edio que maleantes y delincuentes, quienes eran sus vecinos, despojaron a toda su familia de todos los vienes materiales que poseían, incluso sostiene que no sabe el motivo de la violencia de la comunidad Liberteña.
mientras tanto…
No conformes con la refriega propinada los Varelas-Andres, continuaron con sus incursiones delictivas. Según vecinos de la ciudad vecina de San Miguel del Monte, dieron cuenta que algunos de los integrantes de la banda se encuentran en una quinta, quienes mediante violencia lograron ingresar a la vivienda para ser usurpada.
Los vecinos de Los Aromos y la Unión se encuentran en alerta por el temor de que puedan tener asilo de parte de algunos de sus cómplices. “Queremos que la justicia haga algo y que la Fiscal Norma Pippo, quien se encuentra a cargo de a investigación, proceda a capturar esta banda malvados y que no tome represalias contra los ciudadanos comunes. La Dra. Pippo se atreve a identificar a los vecinos que participaron en la revuelta, “Nos sentimos amenazados por la propia justicia que se debería impartir hacia estos malandras”.